El tiempo se
detiene en la jornada siete porque todo sigue igual. Ni el próximo balón de oro
se decidió ayer ni tampoco la liga. Parece impensable que un partido tan bueno
a fin de cuentas no haya servido para nada. La única novedad es la auto invitación
a los ocho puntos de diferencia por parte del Atlético de Madrid que habrá de
medir por el mes de diciembre su verdadera envergadura cuando afronte sus
duelos directos con Madrid y Barça.
Dando como
vencedor del encuentro al árbitro, que para mi juicio acertó en absolutamente
todas las decisiones, aún estoy buscando alguna de las siete diferencias entre
Real Madrid y Barcelona tras el partido disputado. A estas horas de la tarde no
he encontrado ninguna que pueda decantar la balanza hacia uno u otro lado.
Empate técnico en el partido, victoria a los puntos en la clasificación para el
Barcelona. Si bien el conjunto blanco ha encontrado la manera de hacer daño al
Barça, que es la manera de siempre, sencillamente poniendo sobre el tapete las
mejores fichas disponibles, no es menos cierto que da la sensación de que el
Madrid ha encontrado su estatus quo físico mientras el Barcelona tiene margen
de mejora. Bien sea por las lesiones, por el cambio de entrenador, por la lenta
renovación de la plantilla o por la falta de rodaje, el Barça puede dar más y
al mismo tiempo no puede dar menos, siendo mucho lo que ofrece teniendo en
cuenta la coyuntura actual.
Tras el
encuentro de ayer se despejan muchas incógnitas y se añaden otras muchas que
producen más preguntas que respuestas. Ya tenemos la plena certeza de que Tito
Vilanova no es Pep Guardiola. Lo demostró sobre el terreno de juego y en la
rueda de prensa. Sin duda alguna, el tiempo va marcando las diferencias entre
ambas personalidades que durante tantos años se han complementado.
Del clásico
obtenemos una evidencia que hasta anoche no terminaba de caer por su propio
peso. El actual entrenador del Barcelona afronta las contingencias asumiendo
menos riesgos al realizar unas apuestas más seguras. Guardiola ha sido el único
entrenador en la historia cuyas ansias ofensivas han tenido que ser frenadas en
algunas ocasiones por los propios aficionados. Distinto punto de vista tiene
Vilanova para afrontar la inventiva al tomar decisiones menos vanguardistas,
menos ingeniosas y a al mismo tiempo más razonables. Seguramente, guiado por
las bajas y con menos margen de maniobra, Vilanova entiende que los defensas
han de ser sustituidos por otros defensa aunque provengan de diferentes
demarcaciones. Problema crucial en el Barcelona porque podría tratarse del
único conjunto en el que si modificas las alternativas defensivas estás
modificando en la misma medida tu potencial ofensivo. La prueba de ello es que la
posesión culé estuvo condicionada en numerosas ocasiones ante la rifa del balón
por parte de Víctor Valdés. Las circunstancias en la zaga blaugrana le
obligaron a ceder al Real Madrid más balones de los que necesita. Este motivo
desvirtuó al Barcelona que se vio arrastrado a un correcalles que solo
benefició al conjunto blanco. Durante gran parte del encuentro ambos equipos se
presentaron en escena con los papeles cambiados. Un Real Madrid incómodo con tanto
balón y un Barcelona desperdiciando contragolpes que son más propicios para los
merengues. El conjunto azulgrana necesitó un delantero centro verdadero para
finalizar ese tipo de jugadas. Ninguno de los dos entrenadores reaccionó ante
el desorden y por tanto ninguno pudo obtener réditos con movimientos tácticos. Seguros
pero muy previsibles, con más miedos que riesgos, ambos técnicos permanecieron
estáticos mientras Ronaldo y Messi tomaban las riendas del partido a su modo.
Ayudados por los porteros rivales, ambos quedaron en tablas para su eterno
duelo individual. Tan cierto es que Messi tuvo mucha más participación en
el juego como que Cristiano necesitó menos para obtener el mismo
resultado. La antítesis de ambos la encontramos en Casillas y Valdés, que
dieron rienda suelta al espectáculo goleador con sendos fallos de toda la vida.
Se tragaron todo lo que les llegó entre los tres palos. Valdés no cubre su palo
en el primero de Cristiano que acaba viendo el fallo y finaliza marcando un
golazo. Y Casillas deja sin estirar completamente el brazo en una parábola
imposible de Messi que terminó en otro golazo. Un sobre excitado Pepe propició
el primero de Messi y un Ozil excelso sirvió en bandeja el segundo de
Cristiano. Ayer pudimos disfrutar de un Real Madrid más al estilo Ozil que al
estilo Di María. La mesura y la técnica del alemán desplazaron durante casi
todo el partido el ímpetu del estilo de juego del fideo argentino.
Lo que
sucedió en el campo se trasladó también a la rueda de prensa, donde pudimos
asistir a la conferencia de un reblandecido Mourinho para lo que nos tiene
acostumbrado y a un seguro de sí mismo Vilanova. Como he comentado antes,
Vilanova no es Guardiola, ni lo es en el campo ni fuera de él. Si bien el
Madrid ayer miró a la cara el Barcelona, Tito miró a la cara a Pepe y al propio
Mou.
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Saludos.
Bastante deacuerdo en líneas generales con el articulo
ResponderEliminarbuena articulo, pero por que casi todos obviais la falta de khedira a iniesta no pitada que propicio el empate de los blancos? purque?
ResponderEliminarSinceramente, yo no veo falta en esa acción. Es cierto que Khedira le pone las manos a Iniesta y le da un leve empujón. Yo no entiendo que sea con una fuerza suficiente para derribarle o impedirle seguir. Ese tipo de jugada la practica mucho Arbeloa, si no, fíjate en otros partidos. Cada vez que Arbeloa siente una presencia a su alrededor se desploma, le toca un tipo 20 cm más bajo y se tira al suelo. Ese tipo de acciones yo no las pitaría nunca. Es lo que hacía Mateu Lahoz, pero hoy en días es que no pita ni una.
ResponderEliminarNo tienes blogroll.... ¿Te interesa intercambio de enlaces?
ResponderEliminarPor cierto soy Habis en EPRV
ResponderEliminarEs por el protagonista por lo que veo tan clara la falta, Andres por mucho que diga pepe no es ningun piscinero, cierto que cae con relativa facilidad, pero en mi opinion eso es por su constitucion y no por su actitud. La verdad es que la falta se puede llegar a apreciar en las repeticiones con relativa facilidad pero en directo es mas complicado.
ResponderEliminarEs una cuestión interpretativa. Yo en directo me fijé en la jugada y no me pareció falta. La he obviado como las demás porque el arbitraje lo califico como perfecto teniendo en cuenta como estuvo el patio el año pasado.
ResponderEliminarEncantado Geryon, o Habis. No tengo pensado poner blogroll de momento, pero paso a seguirte. Por cierto, interesante blog el tuyo, muy interesante y recomendable.
ResponderEliminarConclusión: se acabó la clara supremacía azulgrana de los anteriores años. Ya cada Madrid-Barça es imprevisible. Nadie puede apostar seguro por ninguno. Cualquiera puede ganar. Y buena parte del mérito es de Mourinho. Para eso lo contraron, para acabar con la superioridad azulgrana que tanto deprimía a los seguidores blancos.
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