Parece
increíble que el Madridismo esté viviendo en este momento las semanas más
convulsas de los últimos años. Ni cuando encajaron cinco goles en el Camp Nou,
ni tan siquiera cuando fueron eliminados por el Alcorcón en copa o por el Lyon
en Champions bajo el mando de Manuel Pellegrini, el conjunto de Concha Espina
se resintió tanto como lo está haciendo en estos momentos. Hay un título de
liga en la mochila y la última supercopa de España aún no ha recogido ni una
mota de polvo en la vitrina, pero hay
desórdenes en el vestuario merengue, sin duda lo más peligroso para un grupo
humano que desarrolle cualquier actividad en equipo. El aficionado madridista
empieza a interpretar que ocho puntos de ventaja a favor del Barcelona en liga
no dan para tanto y por consiguiente hay algo que no funciona bien en el sancta
sanctorum del Bernabéu. Quien no quiera ver que no mire, pero es muy evidente que
varios jugadores del Real Madrid empiezan a estar cansados de la figura de su
técnico, de sus manías, de su acusaciones, de su exculpaciones y de una
filosofía mediocre que bien podría adquirirse en cualquier mercadillo del “rastro”
a un precio razonable.
Mourinho, el
hombre llamado a conseguir la unidad del madridismo que bajo su conducción
habría de acabar siendo “uno, grande y libre”, lejos de conseguir su objetivo,
está logrando todo lo contrario. Al Real Madrid no le hace ninguna falta tener
un Barça excelso en la acera de enfrente para entrar en auto combustión, él
mismo se intenta cortar las venas y no encuentra porque no quiere encontrar a
nadie dentro del propio club que se lo impida. Cuando lo más razonable sería
comprobar si lo que hace tic tac en el vestuario blanco es una bomba con un
detonador analógico, en el propio club se empeñan en asegurar que lo que hace
tic tac es el reloj despertador de su madrugador entrenador. Cuando la cosa explote
definitivamente, el técnico portugués dirá que él solo pasaba por allí. Porque Mourinho
es un ave de paso, un auténtico águila que única y exclusivamente atiende a sus
hábitos migratorios. En esto no engaña a nadie al declarar en varias ocasiones que
él solo anida en Inglaterra. Por eso me resulta bastante llamativo que se ponga
un proyecto tan caro y a tan largo plazo en manos de un profesional que ni
siente los escudos ni padece las consecuencias de sus propias decisiones. Sin
ser madridista, como él mismo ha declarado en varias ocasiones, el técnico luso
se ha permitido el lujo de definir lo que es el verdadero madridismo. A fin de
cuentas hay tantos tipos de madridismo como situaciones difíciles afronte
Mourinho. Si su equipo juega mal, pero vence, el madridismo es ganar partidos;
Si su equipo juega mal y pierde, madridismo es luchar en el campo; Si su equipo
juega bien y pierde, el madridismo es jugar bien.
Yo pienso que
hay tantos tipos de madridismos como millones de madridista. Hay un tipo de
madridismo por madridista y Mourinho como él mismo ha reconocido, no lo es. Sin
embargo esa es la penitencia que habrán de soportar miles de aficionados que no
concuerden con el madridismo único pero veleta que pregona su técnico. El
problema de la filosofía marcada por Mourinho, que sirvió en Milán y Londres
con vestuarios babilónicos repletos de extranjeros, es que dentro del vestuario
merengue todavía quedan jugadores verdaderamente madridistas y para más inri
son los más poderosos.
El Real
Madrid vive en tal estado de convulsión soterrada con paladas de palabrería,
que todos esos aficionados no conversos que caminan con el diario bajo el brazo
entre las filas del estadio solo tienen dos caminos, o bien saltarse en público
las crónicas de Santiago Segurola, o leer los artículos de Diego Torres en la
intimidad. Porque no hay opción, o eres mourinhista o tienes pinta de hereje
antimadridista. A Mourinho no le gustan los lunes y la conclusión más realista que
se puede sacar es que las informaciones de unos cuantos valientes se han
convertido en la actualidad en la BBC de los años cuarenta en tiempos de
Franco.
"Sólo el
penitente pasará... Sólo el penitente pasará, sólo el penitente... El penitente
pasará, sólo el penitente. El penitente se humilla ante Dios... ¡Se
arrodilla!". (Harrison Ford en Indiana Jones y la última Cruzada).
Enhorabuena por el artículo. De un hereje antimadridista que lee a Segurola, Sámano y Torres. Saludos.
ResponderEliminarHombre, testigo, son las 19.30 del jueves 27 y no se te ha ocurrido ningún otro articulo. No tienes ningún tema para seguir machacando a ctodo lo que huela a merengue? Los culé necesitamos carnaza. Déjame darte una idea, pero del Barça. Qué te parece que haya invitado al palco a un héroe militar israelí, participante con orgullo de los bombardeos sobre la población civil palestina? Esto sí es un club señorial.
ResponderEliminarYa he publicado algo de tu interés.
EliminarBestial. Que manera de escribr. Eres muy grande, testigo. Pero los fanáticos madridistas, valga la redundancia, no te lo van a perdonar.
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