La fase REM de una Eurocopa

Dicen los especialistas oníricos que la fase REM del sueño es aquella donde se produce la mayor actividad cerebral, donde más se mueven los párpados y donde hay mayor tensión arterial. Es la fase del sueño más intensa y es la que más vamos a recordar cuando la diana nos conduzca a la vigilia. Si la Eurocopa es un sueño para cualquier país del continente, España acaba de estirar sus brazos y empieza a lanzar los primeros bostezos. Este campeonato ha sido para el fútbol español un verdadero sueño donde han tenido lugar tanto las pesadillas más amargas como la gloria más real.

La fase REM de esta Eurocopa que jamás podremos olvidar siempre estará ligada a los tristemente desaparecidos Manolo Preciado y Miki Roqué. Nunca podremos olvidar a dos auténticos personajes del fútbol que encontraron la eternidad en su muerte mientras la selección la encontró en su victoria. Triunfo absoluto de la España futbolística que llegó a una final gloriosa bañada en cenizas y dudas, en exigencia y superioridad. Esta Eurocopa debería ser recordada como la Eurocopa de Del Bosque, porque la ganó a su estilo con el estilo de otros. El seleccionador pudo encontrar el final del camino calzando sus propias botas que claramente han sustituido a las de Aragonés. Ya no queda nada de lo anterior, ahora sí es la España de Del Bosque, con sus ideas, con sus decisiones y su sello más personal. De la tierra al cielo, en los próximos años solo tendrá visado para descender a los infiernos. Peligro ambulante que habrá de soportar porque siempre habrá demonios cargados de motivos bastardos para comprar su alma por deseo del algún ser superior. No han sido pocas las críticas que he lanzado contra las tácticas, estrategias y decisiones del seleccionador desde este mismo blog. De ninguna me arrepiento y aún sigo conviviendo con ellas. Por ese mismo motivo, ahora no tengo intención de reprimir ni uno de los muchos elogios que ha podido acaparar desde el minuto uno de la prórroga contra Portugal hasta el noventa de la final contra Italia. A dios lo que es de dios y a Vicente lo que es de Vicente. Del Bosque nos ha enseñado una cosa: Tranquilidad. Y también nos ha mostrado que se pueden hacer cosas muy diferentes con los mismos jugadores como por ejemplo en los partidos contra Italia.

A mi juicio, de esta Eurocopa solo se recordará la final. Solo las mentes con la Fase REM más desarrollada recordarán que estuvimos desperdiciando talento durante casi todo el recorrido y que solo explotó muy al final. Recordaremos que Fernando Torres, cogió el tren del torneo a última hora y llegó el primero a la línea de gol. Reflejo de su propia leyenda urbana nunca sabremos si es un goleador o un fallón, un velocista o un torpe, un suplente o un titular, un mediático o un mediocre.

Esta Eurocopa nos deja un golazo de Ibrahimovic y una Francia lamentable. Nos deja a Benzemá atrapado en una selección hecha con retazos de egos y promesas incumplidas. Nos deja a Inglaterra donde siempre y seguramente nos dejará Gerrad muy lejos de Rooney que llegó a la fiesta demasiado tarde. Nos deja a una Italia que ahora quiere ser España y a una Alemania que no puede serlo. Nos dejó Grecia cuando se quedó sin Caragunis pero nos quedaremos con futuras potencias para el mundial de Brasil como Rusia, Polonia o Croacia. Nos acordaremos de una nueva acepción para Holanda como naranja podrida del campeonato en las antípodas de Cruyff y de aquella naranja mecánica.

Cuando recordemos este campeonato, recordaremos que hemos sabido apreciar la belleza que solo puede engendrar un virtuoso del balón en un punto de penalti. Para mí el mejor gol del campeonato porque el punto de penalti puede ser punto de talento bajo las botas de Pirlo. Recordaremos la versión casera de Sergio Ramos que paró un segundo el corazón de un país para poder arrancar nuevamente el suyo. Dentro de unos años podremos detener el álbum de recuerdos cuando lleguemos a Casillas levantando la copa o cuando imaginemos a Iniesta por la banda humillando contrarios. Todos recordarán su penalti ante Italia menos Sara Carbonero, pero de todas formas, gracias Sara. Podremos ver a Jordi Alba pagando el IVA por haber comprado su banda, a un virtuoso como Cesc Fábregas sudando mientras susurraba al balón dos veces en cuatro años. Recordaremos a Sergio Busquets como el mejor centrocampista que no recuerda Nadie.

Cuando pasen unos años no se si recordaremos a Portugal en esta Eurocopa o si ya habrán conseguido borrar las pseudopenas de algunos madridistas por ver la palabra injusticia en la boca de Cristiano. Quizás recordemos que hay mejores centrales que Pepe o que desde Argentina el propio Messi oyó corear más su nombre que el de Cristiano Ronaldo. También sabremos que Ronaldo le debe un penalti a Casillas y mayor respeto a sus propios compañeros  y que Bento solo pudo esquivar a Mourinho cuando se produjo la derrota. Recordaremos el genio de Balotelli boxeando con el césped y recordaremos su figura humillando a Alemania.

Simplemente, en esta Eurocopa recordaremos  que hubo un sueño dominado por un grupo de jugadores españoles y que quizás el día que lo recordemos será porque ya habremos despertado en una lucha perdida por alargar los recuerdos.